sábado, 4 de junio de 2011

Acerca de mí

Aunque llevo escuchando música desde que usaba pañales, no se me ocurrió aprender a tocar la guitarra en serio hasta que tenía unos 15 años. Realmente no entiendo porque no comencé antes. Quizá estaba demasiado ocupado descubriendo música. Ahora que lo pienso, mi interés por aprender coincide casi con exactitud con el momento en el que me metí de lleno en el rock.

En un primer momento, me empeñé en aprender a tocar el bajo. Siempre me ha fascinado ese instrumento. De hecho, me alucina tanto ese sonido, que a veces escucho un tema centrándome exclusivamente en el bajo. Recuerdo que cuando descubrí a Led Zeppelin, la forma de tocar el bajo de John Paul Jones, me pareció excelente. Me gustan los bajistas "melódicos", es decir, aquellos que no se limitan a acompañar el tema, sino que aportan líneas musicales interesantes que se desvían un poco del tema en cuestión. Por esos mis favoritos son gente como el citado Jones, McCartney, Gene Simmons de Kiss, etc.

Por desgracia, abandoné la idea, porque pensé que tocar yo solo el bajo en casa iba a ser un tanto extraño. Seguro que debía ser distinto con un grupo, pero por mi cuenta no me pareció práctico. Con la perspectiva del tiempo, creo que me equivocaba y debí empezar por ahí, ya que esa era mi pasión inicial. Lo que hice fue comprar una guitarra española, y acudir a clases por un tiempo no demasiado largo.

No soy un guitarrista muy competente, pero más o menos conozco los acordes, y puedo acompañar rítmicamente casi cualquier tema. Tengo un recuerdo muy vívido del momento en el que aprendí a pasar de un acorde a otro, y a otro y a otro, etc. Ese día, me sentí, como si hubiese descubierto la penicilina.

Muy poco tiempo después me junté con unos colegas y montamos un grupito que con las típicos cambios por los que cada banda pasa, duró unos cuatro años. Dejé las clases de guitarra y nunca llegué a aprender las escalas y demás, ya que estaba demasiado ocupado ensayando con el grupo. Yo me encargaba de la guitarra rítmica y la voz, dejando las tareas de guitarra solista a otros compañeros con más técnica. De nuevo, es algo de lo que me arrepiento un poco, pero lo cierto es que intenté practicar escalas por mi cuenta con insistencia, pero creo que no tengo talento para ello. Cada uno a lo suyo, ¿no?

Con el grupo hacíamos versiones de grupos británicos, como los Beatles, y a la hora de sacar las letras, tenía que escuchar los discos una y otra vez e ir transcribiendo lo que creía que decían, ya que muchos discos antiguos no incorporaban las letras. Cuando algo no se entendía, lo transcribía con mi fonética inventada y listos. Desde que existe internet, este problema ya no existe, pero desde luego tenía su encanto.

Nos pasaba lo mismo con las partituras y los acordes. También poníamos los discos una y otra vez, cogíamos las guitarras y buscábamos los acordes. Gracias a eso, aprendimos muchísimo sobre música, pero claro hoy con la tecnología el esfuerzo habría sido mínimo. De todas formas, no cambio las horas que me he pasado delante del tocadiscos con mi guitarra.

Por cierto, no se cómo hacen los grupos famosos para no llegar a odiar sus propias canciones. Supongo que lo que les pagan deben compensar. Recuerdo que la primera canción que aprendí con el grupo fue You Can't Do That de los Beatles. Me encanta esa canción, pero puedo asegurar que de tanto que la ensayamos hasta más o menos perfeccionarla, llegué a odiarla un poco. Creo que pasaron bastantes años, hasta que la escuché de nuevo. Afortunadamente, ya lo he superado.

Otro día, cuento más anécdotas de mis aventuras musicales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario